Tony Meyson

Un Popurrí de Recuerdos: Los Iracundos y Mi Infancia

Había pasado ya mucho tiempo desde la última vez que escuché a Los Iracundos, pero sus melodías seguían resonando en mi corazón como el eco de un pasado lleno de alegría y nostalgia. Decidí que era el momento perfecto para rendir homenaje a aquellas canciones que marcaron mi niñez y adolescencia con un popurrí que capturara la esencia de aquellos días dorados.

Crecí en una familia donde la música de Los Iracundos era el telón de fondo a diario, fiesta de barrio y paseo con amigos. Recuerdo a mi padre ajustando la radio de nuestro viejo coche mientras nos dirigíamos a la playa, los acordes de "Te lo pido de rodillas" llenando el aire cálido del verano. Mi madre, con su voz suave, cantaba "Puerto Montt" mientras cocinaba, sus movimientos sincronizados con el ritmo de la canción. Eran momentos sencillos pero llenos de amor y música, que se quedaron grabados en mi memoria.

Con estos recuerdos frescos en mi mente, me senté en mi estudio y empecé a trabajar en el popurrí. Quería que cada canción fluyera naturalmente a la siguiente, como si estuviera narrando una historia de mi vida a través de la música de Los Iracundos. Empecé con "Rio Verde", la canción que siempre me transportaba a las tardes de cocina con mi madre. A medida que la música avanzaba, integré "Como Pretendes Que Te Quiera", una melodía que siempre me recordaba los viajes en coche con mi familia.

Cada nota, cada acorde, cada transición fue un tributo a esos momentos únicos que Los Iracundos habían llenado de magia. Cuando terminé, escuché el popurrí en su totalidad, y no pude evitar sonreír. No solo había creado una pieza musical, había tejido un tapiz de recuerdos y emociones que me transportaban a aquellos días felices.

Presentar el popurrí por primera vez fue un momento emocionante. Ver las sonrisas y las lágrimas de aquellos que también habían crecido con la música de Los Iracundos fue increíble. Me di cuenta de que no solo estaba reviviendo mis propios recuerdos, sino también los de muchos otros que habían compartido experiencias similares.

Así, mi popurrí de Los Iracundos no solo se convirtió en un homenaje a un grupo musical que adoraba, sino en una celebración de una infancia y una juventud llenas de amor, música y momentos inolvidables. Fue una manera de mantener viva la magia de Los Iracundos, no solo en mi corazón, sino en el de todos aquellos que habían danzado al mismo ritmo que yo.

Al final, cerré el popurrí con "Los Marineros Quieren Bajar", una canción que siempre me hizo pensar en los amores perdidos y las despedidas de la juventud, pero también en la esperanza de nuevos comienzos.